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Fuente: Marcelo Capece (NA). |
EL GRAN DESCHAVE
Conclusiones del segundo debate presidencial.
Conclusiones del segundo debate presidencial.
Por Marcelo Ramal para Política Obrera.
El periodismo que siguió el segundo debate de candidatos volvió a
expresar su disgusto por la “falta de propuestas”, y la “sobredosis de
agresividad y chicanas”. Pero si es cierto que las verdades afloran
cuando las emociones empujan, en este caso los insultos y las
acusaciones le abrieron paso a las verdaderas razones de la bancarrota
nacional. El debate fue, en verdad, un gran deschave.
Macri le
refregó a AF el desfalco del presupuesto de la obra pública en beneficio
de las
camarillas capitalistas ligadas al kirchnerismo. Fernández, a su
turno, lo replicó con el negociado de los parques eólicos, el perdón
judicial en el Correo y el blanqueo de capitales a la medida de la
familia presidencial. En el reguero de denuncias quedó claro que las
llamadas finanzas públicas de Argentina son solamente un mecanismo de
exacción de trabajadores y contribuyentes en beneficio de los
contratistas nacionales e internacionales.
La magnitud de la corruptela
no llegó más lejos aún, debido al fracaso del intento de aplicar el
sistema ‘público-privado’ en las obras públicas, ocasionado por los
‘cuadernos’ de Centeno y el derrumbe de la deuda de Argentina. Ninguno
se enrostró el negociado de los subsidios a la explotación petrolera y
gasífera, no solamente en Vaca Muerta, que macristas y
albertokirchneristas promueven en beneficio de pulpos rivales.
El `torneo` de chicanas dejó traslucir otra quiebra –la de la llamada
organización `federal` del Estado argentino. La administración nacional
ha concentrado el acaparamiento de los impuestos principales – IVA y
ganancias (incluido el impuesto al salario) –, para garantizar el pago
de la deuda externa, y ha entregado a las provincias el gasto de salud y
educación sin el financiamiento correspondiente. En la misma línea, los
ingresos para la previsión social han sido utilizados para el pago de
la deuda pública, mediante la compra de los títulos, que son renovados a
su vencimiento.
El repaso de la crisis de régimen de Argentina
dejó sobre la superficie otros deschaves –y otros ocultamientos. Así,
reconocieron el crecimiento incesante del narcotráfico, pero ocultaron
su propia responsabilidad en esa expansión, que está vinculada al juego,
los puertos privados o la especulación inmobiliaria.
En el
turno de la pobreza, se reiteró que abarca al 40% de los argentinos,
pero nadie señaló que ella incluye a una inmensa mayoría de ellos son
trabajadores ocupados, cuyos salarios no cubren las necesidades más
elementales.
La izquierda
En el primer debate, Del Caño
apenas se refirió a la rebelión popular en Ecuador, y solo para pedir
“un minuto de silencio” para las víctimas. No expuso la cuestión de
poder que ella plantea, en ritmos distintos, en América Latina. Ahora,
ese pedido de un ‘requiem’ no lo repitió para la rebelión en Chile, y
sacó de la gaveta la reivindicación de una Asamblea Constituyente
Soberana, que el FIT-U mantuvo archivada en toda la campaña. Mostró con
ello, no una rectificación, sino una incurable superficialidad, como si
fuera posible hacer un planteo de poder en los últimos segundos de una
campaña, incluido el último segundo del debate.
Introdujo la
Constituyente en el punto de “calidad institucional”, como si tuviera
que ver con la ‘transparencia’, y no vinculada a la crisis política y a
la necesidad de dar una dirección al levantamiento de las masas. Del
Caño “aclaró” que la izquierda, “que lucha por un gobierno de
trabajadores”, quiere sin embargo “una deliberación democrática” (la
Constituyente), no como un planteo transicional que haga madurar en
términos de conciencia y de organización la lucha por el gobierno
obrero. Sin gobierno obrero no podría haber una Constituyente soberana.
La Constituyente es un planteo de transición para impulsar la lucha por
un gobierno obrero, no para postergarlo sin tiempo.
El FIT-U,
por medio de Del Caño, se anotó a un planteo `etapista` – primero la
constituyente, después un gobierno de trabajadores – a la medida del
conjunto de su planteo parlamentarista. Del Caño abundó en propuestas y
denuncias desprovistas de un planteo de conjunto, que podrían ser
desarrolladas en el marco del régimen patronal. En estos planteos
fragmentados se advirtió el esfuerzo por “atender al electorado” en sus
diferentes `nichos`. Esta mimetización fue particularmente marcada en la
cuestión ambiental, donde la denuncia del fracking, la minería o los
`agrotóxicos` aparecieron asociados a sus características
físico-materiales –no a la organización social capitalista que echa mano
de ellos. No planteó el control obrero, ni menos aún la expropiación
del capital contaminante – como los pulpos mineros y petroleros. Del
Caño planteó una “transición energética” tal como lo hace la ONU, sin
denunciar que esto es también un ajuste que debe pagar el pueblo.
El voto “a pedido” también tuvo su expresión en la cuestión del
narcotráfico. Del Caño no denunció a los intereses capitalistas
articulados en torno de la droga. Tomó partido, en cambio, por una de
las fracciones patronales que interviene en estas crisis, la que
propugna la “legalización de la marihuana”, con la diferencia de que
para la corriente de Del Caño, el consumo de droga y lo que se deriva de
él, es un derecho democrático. La denuncia y la lucha contra la
persecución a los consumidores, que apunta contra los trabajadores, no
debe confundirse con el apoyo a la destrucción personal de la juventud y
el envenenamiento de las relaciones sociales al interior de la clase
obrera (hombres y mujeres).
Con independencia del caudal de
votos de cada candidato – incluyendo a los que miden 1% o menos – todos
terminaron pidiendo el voto en tanto potenciales `presidentes`, es
decir, como alternativa política. La izquierda el voto para fortalecerse
“en el país y en el Congreso”, no para construir una dirección
revolucionaria de la clase obrera. Las rebeliones populares de Chile o
Ecuador agarraron al FIT-U –y particularmente la fracción oficial del
PO– en ‘orsai’, pues en toda la crisis política en el Partido Obrero han
defendido el pronóstico contrario: “la iniciativa estratégica de la
burguesía” y el “planchazo” de las masas.
Ahora dicen celebrar
una “nueva etapa” continental bajo el hecho consumado y un
impresionismo, puesto que el descubrimiento de esa “nueva etapa” no se
manifestó en el debate presidencial. Naturalmente, no sacó las
conclusiones del caso, pidiendo el voto al FIT, no desde una perspectiva
estrecha, sino para luchar por una dirección obrera y socialista a la
rebelión continental.
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